El Rincon
En muchos pueblos venezolanos, especialmente en Carabobo, encontramos un lugar con el nombre de El Rincón. Quizás, porque en la distribución poblacional desde tiempos viejos, siempre existió un sitio apartado, de difícil acceso, o tranquila vida, para designarlo con nombre tan particular.
Naguanagua tiene su Rincón. Es un espacio de tierra, situado al este del poblado, metido entre los cerros de El Trigal; cercano pero apartado y que perfectamente hace justicia a su nombre.
El lugar se fue poblando con algunas familias de conocidos apellidos, eran pocas gentes. Así, El Rincón de Naguanagua, surge desde los tiempos coloniales; se va formando como hacienda añil, para después producir naranjas, maíz, yuca ñame, plátanos y muchos otros frutos. La crónica relata que las tierras eran propiedad del padre Vicente de Seijas, primer párroco de Naguanagua, “tierras de la iglesia”, les decían. Entonces las gentes que trabajaban en ella se convirtieron en fundadores del futuro caserío: agricultores, artesanos, trabajadores del añil y del ganado.
Por allí se encuentran restos de los hornos de cal de aquella época y vestigios de los tanques de agua, donde se lavaba el añil. Aún viven los descendientes de los laboriosos y sencillos pobladores “rinconeros”, que aún defienden su historia propia, genuina y valiosa. Historia construida a fuerza de tesón, trabajo, apego a las tradiciones y costumbres de sus ancestros.
Desde El Rincón surgió la reconocida parranda “La Roja Imperial” y la célebre tradición de la visita de “El Niño Jesús”, reuniendo todos los fines de año a la familia rinconera en torno a la imagen del divino niño, el mismo que reposa en la Iglesia Naguanagua, para llevarlo a todas las casas del poblado, cantando y tocando las tonadas más puras e ingenuas de sus feligreses, recibiendo limosnas y adorándolo, con la devoción y el amor especial de la gente de un rincón de la Naguanagua de siempre.
Autor: Fritz Kuper
Naguanagua en el tiempo y la niebla
Ediciones Alcaldia del Municipio Naguanagua, Edo. Carabobo 2005


Oh, cuán hermoso y genuino recorrido geohistórico y sociocultural de mi terruño. Me enorgullece mucho el poder disfrutar de esta lectura. Aún existen honorables y ancestrales familias: Padrón, Villegas, Ramírez, Almérida, Sánchez, Navarro, Carrasco, Rodríguez, Borges y me faltaron otros mas, no sólo reconocidas aquí; sino en todo nuestro municipio y zonas aledañas. Aquí también existieron algunos terratenientes, entre ellos Don Julio Rojas; mi abuelo, así como Don Esteban Alvarado, Don Eulogio Rojas, Don Fidel Padrón, Don Pedro Roberto Padrón, Don Secundino Padrón y Don Manuel Motolón, entre otros. Este rinconcito, ha producido muchos intelectos y gente trabajadora, honrada, con los más altos valores y principios, tanto éticos como morales. Quienes, aún en estos días de avance y progreso en pleno siglo XXI; hacen el mayor esfuerzo, para poder movilizarse hasta sus lugares de trabajo, estudios o a cumplir con sus diligencias.
ResponderEliminarGracias por esta grandiosa iniciativa. Les saluda Leonardo Rojas.